Wimbledon 2025: una edición más sobre la Catedral del tenis
- Juan Camilo Madero

- 30 jun
- 4 Min. de lectura

La Catedral abre sus puertas. Entre césped pulido, chaquetas blancas y reverencias a la
historia, el mundo del tenis da la bienvenida una vez más a su torneo más antiguo y, por
supuesto, al más elegante.
Donde empezó todo
Wimbledon no es solo el Grand Slam más antiguo del calendario. Es, para muchos, la cuna misma del tenis moderno. Se disputó por primera vez en 1877, cuando 22 jugadores se enfrentaron sobre el césped del All England Lawn Tennis and Croquet Club en un evento local que terminaría convirtiéndose en el escenario más ilustre del circuito profesional. La superficie no fue producto de una decisión de estilo, sino el reflejo de una época: en la Inglaterra victoriana, el césped era el entorno natural de los deportes de raqueta. Su mantenimiento costoso y su exigencia física lo convertían en un símbolo de élite, precisión y elegancia. Wimbledon lo mantuvo como su sello, y hasta hoy se presenta como el único Grand Slam que sigue jugándose exclusivamente sobre hierba.
Y si la superficie da carácter al juego, el color da forma al ritual. Desde sus orígenes,
Wimbledon exige a los jugadores vestir de blanco. Esta regla, que nació por una cuestión de decoro (el sudor se notaba menos en prendas claras), se ha vuelto una de las normas más estrictas del torneo. La organización vigila que incluso los detalles, como las cintas o los logos, mantengan esa pulcritud. Incluso, en 2013, Roger Federer recibió en primera ronda una advertencia por llevar sus zapatos con suela anaranjada y tuvo que cambiarlos para su siguiente partido.
Tres candidatos, una historia en disputa
Wimbledon 2025 se asoma con una narrativa clara: por séptimo año consecutivo, el campeón parece estar entre tres nombres. Carlos Alcaraz, Novak Djokovic y Jannik Sinner llegan como los grandes favoritos a levantar el trofeo. La historia reciente los respalda. La temporada actual los respalda. Y la superficie los pone, una vez más, en ruta de colisión.

Carlos Alcaraz
El murciano llega como vigente bicampeón. Ganó Wimbledon en 2023 —con aquella
inolvidable victoria en cinco sets sobre Djokovic— y repitió en 2024, confirmando que su
tenis no tiene superficie que se le resista. Su combinación de agresividad, instinto y
versatilidad lo han hecho peligrosamente eficaz en hierba, una superficie que parecía
reservada para jugadores más tradicionales. En esta temporada, Alcaraz viene de levantar su segundo título consecutivo en Roland Garros tras una batalla épica contra Sinner. De ganar esta edición, se convertiría en el quinto jugador en lograr un tricampeonato en Wimbledon durante la Era Abierta, sentándose en la mesa de cuatro gigantes del tenis: Björn Borg, Pete Sampras, Roger Federer y Novak Djokovic. Y por si fuera poco, sería apenas el segundo tenista en la historia en conquistar Roland Garros y Wimbledon en la misma temporada, dos años consecutivos.

Novak Djokovic
Wimbledon es su casa. Allí ha ganado siete títulos, incluidos cuatro de forma consecutiva entre 2018 y 2022, una hazaña que solo igualan nombres como Sampras, Borg y Federer. En 2023 cedió su trono ante Alcaraz en una final memorable, y en 2024 las lesiones le impidieron competir al nivel que acostumbra. Pero el serbio, a sus 38 años, nunca se ha necesitado de una temporada perfecta para brillar en Londres. Si logra llegar sano y con ritmo, Djokovic volverá a ser un candidato serio al título. Su saque, su devolución y su lectura del juego en césped siguen estando por encima del resto. Con el récord absoluto de Grand Slams en su poder, busca levantar el número 25 de su carrera y alcanzar su octava corona en Wimbledon, lo que lo igualaría con Roger Federer como el máximo campeón sobre hierba en la Era Abierta.

Jannik Sinner
Número uno del mundo. Campeón del Abierto de Australia. Finalista de Roland Garros. La temporada 2025, pese a su sanción de tres meses por dopaje, ha sido notable. Aunque su historial en Wimbledon no es tan brillante como el de sus dos rivales, su evolución es evidente. En 2023 alcanzó las semifinales en Londres, cayendo ante Djokovic. El año pasado, llegó a cuartos. Su saque ha ganado potencia, su juego en la red ha mejorado, y su resistencia lo convierte en amenaza en cualquier superficie. Sinner llega con hambre. Con su mejor ranking, una madurez táctica evidente, y el deseo de sumar a su palmarés su primer Grand Slam sobre césped, el italiano busca no solo competir, sino conquistar.
La historia reciente
Desde 2018, ningún campeón de Wimbledon ha salido de otro nombre que no sea Djokovic o Alcaraz. Cuatro títulos consecutivos para el serbio (2018–2022), dos seguidos para el español (2023–2024). Sinner, que ya ha ganado dos de los cuatro Grand Slams, sabe que para completar su mapa necesita triunfar en Londres. El All England Club podría ser el escenario donde esa rivalidad termine de explotar. Wimbledon ha visto pasar generaciones, estilos, revoluciones técnicas. Pero hay cosas que no cambian: el césped, el blanco, y la certeza de que, al llegar julio, la historia vuelve a escribirse bajo un cielo inglés.



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