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Crystal Palace excluido de la Europa League: un golpe para el club y la coherencia del fútbol europeo

  • Foto del escritor: Daniel Hernández
    Daniel Hernández
  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura

En mayo de 2025, el Crystal Palace celebró el logro histórico de conquistar su primera FA Cup y asegurar su pase a la Europa League 2025‑26. Sin embargo, su alegría se vio truncada en julio: la UEFA anunció que el club sería relegado a la UEFA Conference League por una regla que prohíbe la participación en el mismo torneo europeo a clubes con influencia común. El problema radicó en que John Textor, máximo accionista de Eagle Football, posee un 43 % de Crystal Palace y controla el 77 % del Olympique Lyon. Aunque Textor vendió su participación en Palace al magnate Woody Johnson, lo hizo después del plazo establecido del 1 de marzo, por lo que no se permitió el recurso de “blind trust” para cumplir con la normativa.

 

UEFA deja claro en su resolución que solo Lyon, mejor clasificado en su liga (6.º vs 12.º de Palace), conservaría el billete para Europa. En su lugar, Nottingham Forest ocupará la plaza en la Europa League, mientras Palace se resigna a jugar en la Conference League, un duro golpe económico: unos £3,9 millones menos en ingresos por participación y derechos de televisión.


Repercusiones y controversia

Crystal Palace plantea que su clasificación fue meritoria y que Textor no tenía “poder decisorio” en las decisiones deportivas, argumento respaldado por la estructura accionarial del club y la ausencia de vínculos operativos con Lyon: no hubo intercam­bio de jugadores, técnicos ni estrategias. Asimismo, reclamaron flexibilidad debido a que su clasificación llegó “sobre la marcha”, mientras la situación de Lyon se desarrolló más tarde.

 

Sin embargo, UEFA fue inflexible: el blind trust estaba solo disponible antes del 1 de marzo, un plazo que Crystal Palace no cumplió. Además, otros grupos como City Football Group o Evangelos Marinakis (Nottingham Forest) sí implementaron soluciones a tiempo y evitaron sanciones similares.

El club ha anunciado que apelará la decisión ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en busca de revertir el fallo. Pero en lo inmediato, corre el riesgo de perder prestigio, ingresos y visibilidad en Europa, con repercusiones sobre su planificación deportiva, su capacidad de retención y fichajes.

 

Más allá del club: ¿qué nos dice este caso?

Esta polémica revela el impacto real de las reglas de multipropiedad (MCO) en el fútbol europeo. Su propósito es evitar conflictos de interés, arreglos de partidos o negociaciones internas entre semejantes entidades. Sin embargo, la aplicación rígida también ha generado incertidumbre: Crystal Palace alegó que no había manipulación ni colusión, pero UEFA defendió la letra de las normas estructurales.

 

Un ejemplo cercano y reciente que refuerza la gravedad de este tipo de situaciones es el caso del Club León de México, que, tras haberse clasificado al Mundial de Clubes 2025 como campeón de la Concachampions 2023, fue finalmente excluido del torneo. ¿La razón? Pertenecer al Grupo Pachuca, que también es propietario del mismo club Pachuca, clasificado al mismo certamen por méritos deportivos. FIFA, aplicando criterios similares a los de UEFA, optó por darle la plaza al club con mejor ranking histórico: Pachuca. Así, León, pese a haber ganado en la cancha su boleto, quedó fuera por razones empresariales y de multipropiedad. Lo que antes era una excepción, hoy se está volviendo norma: si un club no tiene claridad legal y organizacional sobre su estructura de propiedad, puede quedar fuera incluso tras haber hecho todo bien dentro del campo. Crystal Palace no es el primero, y si el sistema sigue así, no será el último.

 

Para el fútbol inglés, este desastre opera como advertencia: tener éxito doméstico no garantiza nada si no se gestionan las estructuras empresariales con cuidado. La aparición de inversores internacionales crea oportunidades, sí, pero también exige planificación jurídica, ajustes corporativos anticipados y comprensión profunda de normativas continentales.


Conclusión

Crystal Palace ganó en el césped, pero perdió en la burocracia. Su exclusión de la Europa League por una cuestión de plazos corporativos encendió el debate sobre si las reglas de propiedad son justas o excesivamente rígidas. La apelación al TAS definirá su futuro europeo. Mientras tanto, el caso servirá de enseñanza: el triunfo en el campo debe ir acompañado de una estrategia inteligente fuera de él.

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