WIMBLEDON 2025: SINNER SE PROCLAMA CAMPEÓN Y AGIGANTA SU RIVALIDAD CON ALCARAZ
- Juan Camilo Madero
- hace 1 día
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Jannik Sinner venció en cuatro sets al vigente bicampeón Carlos Alcaraz y se coronó por primera vez en Wimbledon. El italiano suma su cuarto Grand Slam y “se pone a tiro” de Alcaraz que cuenta con cinco.

La rivalidad toma forma
Wimbledon no necesitaba presentación, pero sí una nueva narrativa. Tal y como se había dado en Roland Garros, el torneo nuevamente concluyó con un duelo entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner (hito que no sucedía desde 2008 entre Rafael Nadal y Roger Federer): los dos jugadores encargados con la responsabilidad de representar el presente y futuro del tenis mundial. En esta ocasión, la batalla tuvo como escenario la Cancha Central del All England Club. Y esta vez, fue Sinner quien levantó los brazos.
El italiano se impuso en cuatro sets (4-6, 6-4, 6-4, 6-4) y cortó una racha de 20 victorias consecutivas de Alcaraz en Wimbledon. En ese mismo césped donde el español había ganado los títulos de 2023 y 2024, ahora fue el turno de un Sinner imponente, paciente, y con un despliegue tenístico difícil de superar. El resultado no solo equilibró el historial de finales entre ambos en 2025 —una para cada uno—, sino que también igualó el pulso emocional de una rivalidad que apenas comienza, pero ya marca época.
Con este título, Sinner suma cuatro Grand Slams: dos en Australia, uno en el US Open y ahora Wimbledon. Alcaraz, por su parte, permanece en cinco: dos Roland Garros, dos Wimbledon y un US Open. Entre ambos han ganado los últimos siete majors. El Big Two no es una etiqueta prematura: es una realidad sostenida en títulos, finales y consistencia.
Un duelo sin tregua
La final tuvo la estructura de los grandes partidos: dominio alternado, momentos de tensión máxima y una atmósfera que no cedía. Pese a un quiebre temprano de Sinner, Alcaraz logró recuperar su servicio y darlo vuelta para un 6-4 en el primer parcial. Parecía que el murciano estaba listo para repetir el desenlace un mes atrás en París, pero esta vez, el italiano no se desordenó.
Sinner comenzó a leer mejor los movimientos de su rival, a responder con precisión en los intercambios largos desde el fondo de la cancha y a encontrar puntos de quiebre cuando más lo necesitaba. Nuevamente quebró muy temprano en el set y esta vez sí logró mantenerlo para llevarse el segundo con un 6-4.

En el tercero Sinner creció y mostró su casta de campeón. Afinó sus saques elevando su porcentaje de primer servicio y sumando siete aces en todo el set. En defensa se mantuvo sólido y fue consistente con golpes desde el fondo. Estaba siendo mejor. Y eso no era ajeno para Alcaraz; tras perder su saque con 4-4 y darle la oportunidad a Sinner de sacar para set, se dirigió molesto desde su banquillo hacia su box. “Está siendo mejor que yo, desde el fondo de pista muchísimo mejor que yo”, comentó el español.
Pese a la autocrítica de Alcaraz, sus esfuerzos no fueron suficientes para contener a un Sinner desatado. Tras el quiebre conseguido en el 4-4, aprovechó la oportunidad para cerrar el set con su servicio y un nuevo 6-4. En el cuarto, Sinner repitió con un quiebre temprano y lo supo defender hasta el final. Salvando dos break points con un 4-3 a favor, mantuvo su servicio y cerró el encuentro con otro 6-4. Juego, set, partido y primer campeonato de Wimbledon para el italiano.
Resiliencia después del golpe
Para Sinner, Wimbledon representaba una oportunidad de corregir, de reconstruir. La derrota en Roland Garros apenas un mes atrás había sido dura, especialmente por la manera en que se produjo: tres match points desperdiciados, un cuarto set que se le escapó por milímetros y un super tie-break final en el que no tuvo margen.
Pero el italiano no se vino abajo. Todo lo contrario. Llegó a Londres con convicción, aunque el camino no fue fácil. En octavos, Dimitrov lo tuvo contra las cuerdas con dos sets a cero, hasta que una lesión del búlgaro le abrió la puerta. En cuartos, convivió con molestias en el codo izquierdo que incluso pusieron en duda su continuidad. Aun así, venció a Shelton en sets corridos y en semifinales, superó con jerarquía a Djokovic, también sin ceder parciales.
No fue un torneo perfecto, pero sí revelador. Sinner mostró madurez, capacidad de gestión emocional y un nivel técnico que lo sostiene sin importar la superficie. Ganar Wimbledon, además, tiene un valor simbólico: no solo por ser el primer italiano en lograrlo, sino porque lo hace en la cancha donde se definen los grandes. Wimbledon es tenis; Sinner es tenis.

El futuro no espera
Ambos jugadores llegan a esta etapa de sus carreras con un palmarés que ya intimida. Tienen presencia en todas las superficies, títulos en todos los contextos y una rivalidad que, sin haberse cocinado por décadas, ya ofrece capítulos memorables. Lo que Federer, Nadal y Djokovic disputaron en su momento, ahora empieza a proyectarse en dos nombres nuevos.
Este no fue un simple relevo generacional. No fue una excepción ni una sorpresa. Wimbledon 2025 representó una afirmación: la era de Alcaraz y Sinner está en marcha y no parece que se vaya a detener. Son ambiciosos, pero no impulsivos. Compiten con inteligencia, con respeto mutuo y con una claridad que los separa del resto. Las felicitaciones y la sonrisa de Alcaraz en el post-partido demuestran su grandeza y que su rivalidad es meramente tenística.
Por ahora se debe esperar. En agosto se vivirá un nuevo US Open y tanto Sinner como Alcaraz volverán a competir por el último Grand Slam del año. El número uno y el número dos del mundo. El tenis lo necesitaba. Quizá no se trate de replicar lo que hicieron los gigantes del pasado, sino construir sus propias historias con capítulos emocionantes como los que ya han ofrecido al mundo.
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